“El objetivo era competir por la victoria, no necesariamente conseguir una buena marca”, explicaba Gwen Jorgensen, después de correr el 10.000 en pista de Stanford en 31:55.
La vigente campeona olímpica de triatlón ha cubierto con muy buena nota las dos primeras etapas del proceso de adaptación a su nueva condición de atleta que busca estar en la prueba de Maratón de los Juegos Olímpicos de Tokio. Primero, con un 5.000 en 15:15; y el pasado viernes, bajando de los 32 minutos en los 10 kilómetros, esta vez, sin zapatillas de clavos.
¿Y ahora, qué? ¿Cuál debe ser el siguiente paso? Le gustaría competir en un medio maratón a corto plazo. En principio, parece lo más lógico, tras haber corrido con solvencia tanto el 5.000 como el 10.000, distancias que tiene perfectamente dominadas porque las ha cubierto en innumerables ocasiones cuando era triatleta, además corriendo en fatiga.
Su equipo, antes de decidirse por los 10 kiómetros, también manejó la alternativa de hacer un medio maratón. Pero su calendario de carreras depende de Jerry Schumacher, el entrenador del Bowerman Track Club, al que ya pertenece oficialmente Jorgensen y al que empezó a representar en Stanford.
“Estoy súper orgullosa de poder correr bajo las órdenes de Jerry”, comentó después de la carrera Gwen, que ha estado cuarenta días concentrada en altura con otras atletas del mismo club y grupo de entrenamiento, como Shalane Flanagan, la última campeona del Maratón de Nueva York.
A partir de ahora, será muy interesante ver el rendimiento de Jorgensen en distancias más largas, empezando por los 21 kilómetros, para ir calibrando sus verdaderas opciones de luchar por las medallas en el Maratón de los Juegos de 2020…
Noticia: http://www.triatlonweb.es
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