En 2016, en su debut en Kona, estableció un nuevo récord en el segmento de carrera a pie. Corrió el maratón final en 2:39:45 horas y acabó tercero. Un año después, se hizo con el título de campeón del mundo, después de una remontada sensacional, también en el último segmento. Una de las claves más importantes, la técnica de carrera…

“Todo debe ser correcto, desde la condición física hasta la mentalidad, las zapatillas y, por supuesto, la técnica”, explica Patrick Lange en de.erdinger.de.

“A la hora de correr, cada uno tiene su estilo. Pero hay una serie de factores que deben tenerse en cuenta para que ese estilo sea eficiente en el uso de la energía”, aclara el triatleta alemán.

1) La zancada: ni demasiado corta y ni demasiado larga

“La longitud natural de la zancada es proporcional a la altura. La zancada amplia nos hace ir más rápido, pero gastamos mucha energía. Por lo tanto, lo ideal es una longitud de zancada media, con poco movimiento de frenado. En la zancada perfecta, el pie aterriza debajo del cuerpo y detrás de la rodilla”.

2) La postura correcta: vertical y estable

“La parte superior del cuerpo debe estar recta mientras corremos, ligeramente inclinada hacia adelante. Y hay que intentar moverse lo menos posible. Éste es el modo de ahorrar energía para los corredores. Y es compatible con nuestro desplazamiento hacia delante”.

3) Movimiento de los brazos: ni mucho; ni poco

“Hay que intentar no mover los brazos demasiado. Pero moverlos muy poco no es aconsejable. Por un lado, el cruce incontrolado de los brazos hace que la parte superior del cuerpo sea inestable. Por otro lado, las manos y los brazos rígidos impiden el movimiento de carrera. Ambos estilos extremos significan pérdida de energía. La mejor forma de mover los brazos es paralela y cercana a la parte superior del cuerpo, o simplemente un poco por delante. El movimiento de los brazos debe estar en línea con la frecuencia de zancada. El codo debe formar un ángulo recto”.

4) Fases de la carrera para correr rápido: impulso, vuelo, impacto…

“Cuando explico el proceso de ejecución, me gusta dividirlo en cuatro fases. En la primera, inclina la parte superior del cuerpo ligeramente hacia delante, de modo que tu centro de gravedad esté ligeramente por delante del punto donde el pie toca el suelo. Entonces, te impulsas. Los buenos corredores desarrollan la potencia sobre la parte media y delantera del pie y, por lo tanto, se benefician de un refuerzo de energía adicional del tendón de Aquiles.

En la segunda fase, ambos pies están en el aire. Es la fase flotante o de vuelo, debes asegurarte de que la mayor parte de la energía se enfoque en el avance y no en el movimiento hacia arriba.

En la tercera fase, el pie aterriza en el suelo de nuevo y absorbe de dos a cuatro veces el peso corporal. Para no lesionarse y perder la menor cantidad de energía posible, la rodilla del pie de aterrizaje debe estar ligeramente inclinada. La parte inferior de la pierna está casi perpendicular al suelo.

En la última fase, lo ideal es rodar sobre la parte delantera o media del pie con un ritmo fluido”.

Noticia de: http://www.triatlonweb.es